Hay una escena muy divertida de la película “Jerry Maguire”
donde el protagonista Tom Cruise, en un momento que está totalmente desesperado
le dice a Rod Tidwell (Cuba Gooding Jr.), ¡Ayúdame
a Ayudarte! (“Help me to help you”).
Os pongo la escena del vídeo que tiene una duración de menos
de un minuto:
Si nos aplicáramos en el
día a día esta frase ¡Ayúdame a ayudarte!, estoy seguro que mejoraríamos
la relación tanto con nuestros clientes internos (el capital humano de cada
empresa) como con nuestros clientes externos.
Paso 1:
- Hay que estudiar lo que piensan, sienten y quieren los trabajadores de la empresa, pero para ello, la empresa (la dirección) tiene que tener muy claro que ha de ser coherente y obrar en consecuencia con los resultados que aporte la investigación. A partir de ahí, siguiendo el resultado del análisis hay que solucionar el déficit que se detecte y diseñar la política conveniente para que el capital humano de la compañía este en línea con la consecución de los objetivos empresariales, y toda la organización tenga una clara orientación al cliente.
Una vez tenemos una
empresa donde los objetivos son claros, compartidos y donde el cliente está
situado en el centro de la organización empresarial, pasaríamos al paso 2.
Paso 2:
- Potenciar la comunicación con los clientes, estos no deben ser simplemente receptores deben convertirse también en emisores. Tan solo una relación prolongada, en la que demos cabida a las opiniones y sugerencias de nuestros clientes, será una muestra de que cultivamos una estrategia de marketing relacional en nuestra empresa. Hemos de agudizar nuestra capacidad de escucha, para saber detectar sus necesidades y así darles respuesta.
Mi profesor de Marketing Relacional, precursor en España de esta disciplina, Manuel Alfaro, me dijo "el marketing del futuro será relacional, o no lo será" y coincido plenamente con él.
Dicho esto y para finalizar este post seria bueno hacernos de vez en cuando esta pregunta:
¡Ayúdame a ayudarte!
No hay comentarios:
Publicar un comentario